DESIGUALDAD DE GÉNERO. La base de la pobreza.

Publicado en por José Augusto Salatino Indelicato

blogs.20minutos.es
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Este post no es fruto de mi reflexión personal, no son ideas mías, sino que se trata de una denuncia a la situación de la mujer en el mundo, cómo la desigualdad está detrás de la pobreza del ser humano, pobreza económica y pobreza mental. He recopilado cierta información que quiero compartir sobre este tema con la intención que las personas tengan más presente el problema y la miseria humana que supone la discriminación de género.

Pensamos que la pobreza se mide por los datos macroeconómicos de un país, pero la pobreza se mide en las calles, en las casas y en las escuelas. No basta con los datos del PIB y lo que dicen las Naciones Unidas, el problema está ahí y hay que hacer algo más en los países del sur; países del cuarto y tercer mundo, o países que están en vías de desarrollo que parecen que despegan económicamente. Países emergentes, que explotan sus materias primas a cambio de hacerse un hueco en el mundo bursátil, sin preocuparse de los problemas sociales más básicos. Las discriminaciones sociales, el sexismo, la homofobia, el machismo, racismo, cualquier sistema de dominación es la base de la pobreza. En general, y sobre todo en los países del sur, se ha vivido una lógica económica fomentada por el Banco Mundial y el FMI (Fondo Monetario Internacional) donde la mujer ocupa un papel minoritario en el marco laboral.

En Latinoamérica en los últimos años han surgido distintos sindicatos y cooperativas de mujeres que protestan contra la precariedad laboral, en defensa de un trabajo digno, ya son más de 500 mil las mujeres que en países como Nicaragua llevan veinte años en la lucha. Nicaragua, por ejemplo es un país donde el 65% de la población vive en la pobreza extrema y de ese 65%, 70% son mujeres.

En otros países de Centroamérica se ha cultivado un con los años la idea de que las mujeres son simples sujetos, llegando las mujeres a aceptar el maltrato de sus maridos hacia ellas como algo bueno a cambio de tener más bienes materiales para sus familias, como ocurre en Kennedy, una comunidad de Bogotá, Colombia. Las organizaciones de mujeres luchan por erradicar las maquilas donde las mujeres son explotadas en grandes fábricas produciendo zapatillas, por ejemplo, que luego van a ser demandadas por las grandes multinacionales de la moda. Y es ahí donde se debe medir la verdadera salud de una comunidad, por lo tanto es un hecho que si se mejorara las condiciones de vida de las mujeres, se mejoraría la vida de cada comunidad.

Si nos vamos a África el problema es aún mayor si cabe, las culturas machistas desde siempre arraigadas a tradiciones y creencias religiosas que consideran a la mujer un objeto de uso y disfrute del hombre. Sin ir más lejos, yo he llegado a escuchar de la Biblia, afirmaciones que van en contra de lo que deberíamos defender en pleno siglo XXI, es indignante escuchar en misa cosas como: “…Los hijos tienen que obedecer a sus padres y las mujeres vivir bajo la autoridad de sus maridos, palabra de Dios…” y todo los presentes decir Amen. Sin comentarios. En un mundo guiado en gran medida por las creencias religiosas, saber que el Catolicismo o el Islam predican que la mujer es menos que el hombre, luchar por la igualdad de género se vuelve casi imposible.

Bueno, como decía, en África el objetivo es conseguir la completa autonomía de la mujer, que sea dueña de su propio cuerpo, que tenga derecho al voto y a la participación política y que pueda ser económicamente independiente. Hablamos de África, un continente empobrecido, con muchísimos recursos, pero que es explotado por los que más tienen, los países del Norte.

En Mauritania hay muchas medidas en teoría para defender la igualdad de género, pero en la práctica no se respetan los derechos de las mujeres. Es un país donde se piensa que el cometido de la mujer es casarse y tener hijos, y por eso a ellas no se les permite completar los estudios básicos. Las mujeres no tienen ni voz ni voto. No tienen posibilidad de progreso económico. No tienen acceso a crédito. No hay leyes que aprueben que la mujer sea propietaria de unas tierras. Las mujeres están en menos consideración que los hombres a la hora de ser atendidas en hospitales y recibir ayuda sanitaria. Recuerdo una historia que me contó una chica que había estado colaborando como voluntaria para una ONG unos meses en Senegal, y una semana antes de volver de su viaje le dijeron que tenía malaria, y así fue que en los días que pasó en el hospital por su enfermedad presenció las horribles situaciones que vivían las mujeres que debían ser atendidas de urgencia. Me contó que allí conoció el caso de un padre con su hija, la que se encontraba en el suelo acostada agonizando de dolor por estar muriendo de malaria, los médico intentaban convencer al padre que debía ser medicada para poder salvarle la vida a su hija, y en eso el padre tomó de la mano a la hija y le levantó el brazo, la miró y lo dejó caer, y dijo que tenía otras doce hijas y se fue. Una mujer no vale nada… La poligamia es costumbre en la mayoría de los países, y ese es uno de los factores que hacen que el hombre siempre esté por encima de la mujer.

Otro aspecto que me llama la atención de culturas machistas como la de Mauritania, es que las mujeres se consideran animales domésticos, ellas en muchos casos son engordadas por sus familias, porque si están gordas, significa que sus familias están bien alimentadas. Son como objetos para aparentar.

En Inglaterra del siglo VI d.c. las mujeres que eran violadas eran culpables de las violaciones. Las mujeres violadas eran desterradas y además estaban obligadas a pagarle al marido otra mujer. Parece de locos, y algo de hace mucho mucho tiempo, pero si nos fijamos en el trato que reciben las mujeres violadas en algunos países africanos en la actualidad, la pena de saber que eso está pasando es mayor. En Mauritania por ejemplo, si una mujer es violada, pues es ella la culpable del suceso, porque en una sociedad patriarcal donde el hombre manda, la que va provocando es ella, y por ello va a la cárcel. También la discriminación es racial, porque si la mujer violada es blanca, entonces sí se toman medidas en contra del violador. Al igual ocurre en países de cultura musulmana, donde las mujeres violadas son lapidadas.

Las mujeres africanas sufren mucha violencia en todos los aspectos de sus vidas. Las mujeres no tienen libertad para viajar, trabajar, poseer propiedades, votar, estudiar, etc. La vida de las mujeres se ve condicionada por lo que dice el hombre. El patriarcado y el capital han ido siempre de la mano y por tanto los trabajos reservados para las mujeres han sido precarios, hay que perseguir a los gobiernos, pero también a las transnacionales. El capitalismo es un sistema cuya base se compone del trabajo de los que menos tienen, y dentro de ese grupo la gran mayoría son las trabajadoras. Tanto niñas como mujeres adultas son explotadas en los países más pobres en grandes fábricas en donde trabajan hasta 20 horas al día 6 días a la semana. Es un problema de discriminación de género, mientras haya desigualdad de género, y el hombre se crea con derechos sobre la mujer, mientras las religiones, los sistemas políticos favorezcan la proliferación de la sociedad patriarcal, la pobreza continuará en todos los aspectos. Por mucho que mejoren las cifras económicas, si las personas no mantienen un respeto mutuo, los unos pisotearan a los otros, y desgraciadamente siempre son los mismos. Se trata de un cambio de mentalidad por parte de los hombres; no se trata de ir contra los hombres, sino de una lucha pacífica de desprogramación.

Me pone muy contento haber estudiado que los movimientos feministas que empezaron hace ya casi 200 años en Europa sean un ejemplo de que si se quiere provocar un cambio en el pensamiento colectivo sea posible con el esfuerzo de la movilización de las personas. En el mundo occidental, la mujer pasó de ocupar un lugar paupérrimo, de ser consideradas como esclavas o animales domésticos de producción, a ser consideradas casi como a los hombres. Mientras siga habiendo alguien que luche por la equidad de género el cambio es inminente, y eso es así. Lo que ha ocurrido en menos de dos siglos en el primer mundo, ocurrirá en aquellos países que en la actualidad están siendo explotados, siempre que haya alguien en la brecha luchando por lo justo. Quizá no pasen muchos años para que la situación de las mujeres cambie, porque cuando aparecieron los movimientos feministas, la gente no fluía en tanta sintonía como ahora, es decir, no había la conciencia social que hay ahora; aunque esta sea muy pobre actualmente, pero antes ni eso siquiera. Confío en que la globalización, la masiva comunicación y el tiempo, ayuden a despertar consciencia y ganas de continuar la revolución hacia armonía natural.

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