LA MÚSICA. Vivir el momento.
En unos de los primeros posts que publiqué al empezar con este blog contaba cómo había descubierto que en mi vida todo lo que podía elegir hacer lo hacía para saber si era capaz de hacerlo, es decir siempre pensando en el alcanzar una meta y unos resultados. Ahora quiero hablar de una de las cosas que más placer producen en la gente en todo el mundo y en todas las culturas,… no se confundan, hablo de la ‘música’. ¿Qué me gusta de la música? ¿Acaso las canciones tienen metas? Bueno, el otro día, como ya es típico en mí, de repente sin estar pensado sobre esto, entendí que la música es un placer en sí mismo. Se escucha música por el mero hecho de escucharla, no hay un objetivo que alcanzar cuando uno escucha música. Porque en los casos que la música se utiliza como un medio para conseguir por ejemplo provocar que afloren unas emociones, sentimientos, éxtasis o incluso estados alterados de conciencia, incluso en esos casos, música es cada nota, la música no consiste en tener que escuchar toda una canción porque al final se encuentre el premio. El placer está en cada nota. Escuchar música se traduce en un placer inmediato; oir y disfrutar, no hay más.
Pensando acerca de lo que comenta John Locke, quien se plantea cuáles pueden ser las acciones innatas que un ser humano realiza, yo entonces me pregunté si tenía que ver el hecho que realicemos una acción simplemente por el simple hecho de llevarla a cabo, con independencia de buscar un propósito en ello. Como dije antes, la música es algo que está presente en todos los rincones del mundo y ha sido un elemento que ha acompañado al ser humano durante toda su historia, tanto es así que ha habido culturas primitivas que no tenían lenguaje pero que sí componían su propia música. También por esto se dice que el hombre habla manteniendo un ritmo, el ritmo, ese vaivén del sonido que está presente en la música (en el siguiente post hablo sobre el ritmo como la esencia de la música).
Bueno, asi empecé a analizar todo esto para ver si tenía alguna relación, y que conclusión podía sacar de acá. Lo primero que quería saber era que es la música. La música no es más que sonido! Y hay unos que nos gustan escuchar y otros que no tanto. La acción de oír sonidos es una cualidad innata en casi todos los animales, algo con lo que nacemos. De la misma manera tenemos otros sentidos con los que disfrutamos por naturaleza de manera directa y de inmediato, al saborear, al observar, al oler o al tocar o ser tocados. Al contemplar formas bellas pasa igual que con los sonidos, disfrutamos el instante. Estoy hablando de sentir, de sentir lo bello, el arte. Pero cuidado, ahora me doy cuenta que cuando hablo de arte tengo que saber distinguir entre la persona que crea lo bello y el que lo contempla. Porque decía que sentir arte es algo inmediato, pero cuando lo estamos creando, ¿también disfrutamos? A mí siempre me gustó dibujar, y siempre que lo hago pienso en cómo quedará el dibujo al final, trazar líneas no tiene sentido no es sino el método para conseguir un forma. En cambio no pasa lo mismo con la música, no soy músico, y hace mucho que dejé de tocar la guitarra, pero me gustaba crear música y cantar, y al hacerlo disfrutaba con cada nota y sílaba que interpretaba. Por eso es que la música es un arte, pero es especial, porque obtienes disfrute sintiéndola con observador y creador al instante. Por lo tanto, entiendo que las personas que dedican en gran parte su vida a la música son personas que viven en constante felicidad; y no pasa lo mismo con otros artistas que llevan a cabo un método para que florezca al final lo bello.
Con todo esto, no sabía que el pensar en la música me llevaría a una resolución tan sencilla y que no necesitaba hacer todo este análisis para llegar a una conclusión tan obvia como es afirmar que sentir es algo natural en nosotros. Pero como me estoy dando cuenta todo lo que escribo no es nada nuevo que sea descubierto por mí, sino más bien un descubrimiento personal, porque para mí hay diferencia entre saber y comprender.